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El patriarca José, después de acordar con los latinos que su fórmula del Espíritu Santo que procede del Hijo significaba lo mismo que la fórmula griega del Espíritu Santo que procede a través del Hijo, cayó enfermo y murió. Un erudito poco amable comentó que, después de embrollar sus preposiciones, ¿qué otra cosa podía hacer decentemente?