-
Los nombres generan significado en poco espacio: provocan pensamientos, preguntas. Es algo que me gusta hacer. Por supuesto, hay que tener cuidado. A veces puede alienar al lector, puede ser otro nivel de mediación, hacer que un personaje lleve la gran carga de un nombre metafórico. El personaje puede ser un dispositivo antes de convertirse en persona, y eso puede ser negativo para un escritor que quiere ofrecer una especie de proximidad emocional en la obra. Es una lucha constante, el deseo de ser juguetón y el deseo de comunicar a un nivel emocional muy descarnado.