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¿Es la devoción a los demás una tapadera para las hambres y las necesidades del yo, de las que uno se avergüenza? Siempre me avergonzó recibir. Así que di. No era virtud. Era un disfraz.
¿Es la devoción a los demás una tapadera para las hambres y las necesidades del yo, de las que uno se avergüenza? Siempre me avergonzó recibir. Así que di. No era virtud. Era un disfraz.