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La religión no apoya a nadie. Hay que mantenerla. No produce trigo, ni maíz; no ara la tierra; no tala los bosques. Es un mendicante perpetuo. Vive del trabajo de otros, y luego tiene la arrogancia de pretender que mantiene al dador.
La religión no apoya a nadie. Hay que mantenerla. No produce trigo, ni maíz; no ara la tierra; no tala los bosques. Es un mendicante perpetuo. Vive del trabajo de otros, y luego tiene la arrogancia de pretender que mantiene al dador.