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Cuando perdemos nuestra independencia individual en la corporatividad de un movimiento de masas, encontramos una nueva libertad: la libertad de odiar, intimidar, mentir, torturar, asesinar y traicionar sin vergüenza ni remordimiento.
Cuando perdemos nuestra independencia individual en la corporatividad de un movimiento de masas, encontramos una nueva libertad: la libertad de odiar, intimidar, mentir, torturar, asesinar y traicionar sin vergüenza ni remordimiento.