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  • Crecí en un hogar muy religioso y recé mucho durante gran parte de mi vida, y siempre consideré a Dios no sólo como una poderosa figura paterna y el soberano de todos los tiempos y dimensiones, sino también como un amigo con el que podía charlar, hacerle preguntas y pedirle consejo.

    "¿Puedo ser Dios un ratito?" de Paul Feig, www.huffingtonpost.com. 31 de mayo de 2005.