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Para ser rico, una naturaleza rica es el primer requisito y el dinero sólo el segundo. Ser de sangre rápida y sana, compartir todas las curiosidades honorables, ser rico en admiración y estar libre de envidia, regocijarse grandemente en el bien de los demás, amar con tal generosidad de corazón que tu amor siga siendo una posesión querida en ausencia o falta de amabilidad: estos son los dones de la fortuna que el dinero no puede comprar, y sin los cuales el dinero no puede comprar nada.