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  • Mi carta de rechazo de la escuela de arte llegó como un frío puño de manila que se cerró en torno a mis frágiles esperanzas... El miedo era prácticamente comestible. No pasaría nada a menos que saliera y lo hiciera realidad. Entonces, como si me entregara las llaves del jet pack, mi padre me compró una máquina de escribir y un mensaje pegado con cinta adhesiva en el interior de su estuche: "Hijo, el mundo espera noticias tuyas".