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Todos somos ciudadanos de un mismo mundo, todos tenemos una misma sangre. Odiar a la gente porque ha nacido en otro país, porque habla una lengua diferente o porque tiene una opinión distinta sobre un tema u otro es una gran locura. Desiste, te lo imploro, porque todos somos igualmente humanos. . . . Tengamos un solo fin en mente: el bienestar de la humanidad.