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He aquí que he alcanzado la cima de la montaña y mi espíritu ha alzado el vuelo en los cielos de la libertad y la liberación. Me he ido lejos, muy lejos, oh hijos de mi madre; las colinas más allá de las nieblas están ahora ocultas a mi vista, los últimos vestigios de los valles han sido inundados por el océano de la serenidad, y los caminos y senderos han sido borrados por la mano del olvido. El rugido de las olas del océano se ha desvanecido. Ya no oigo más que el himno de la eternidad, que armoniza con el espíritu.