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...la existencia se ha convertido en una danza irracional y salvaje en torno al becerro de oro, una loca adoración del Dios Mammon. En esa danza y en esa adoración, el hombre ha sacrificado todas sus mejores cualidades del corazón y del alma: la bondad y la justicia, el honor y la hombría, la compasión y la simpatía por el prójimo.