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No existe en la tierra un tema sin interés; lo único que puede existir es una persona sin interés. Nada es más necesario que una defensa de los aburridos. Cuando Byron dividió a la humanidad en aburridos y aburridos, omitió advertir que las cualidades superiores existen enteramente en los aburridos, y las cualidades inferiores en los aburridos, entre los que él se contaba. El aburrido, por su entusiasmo estrellado, su felicidad solemne, puede, en cierto sentido, haber demostrado ser poético. El aburrido, sin duda, ha demostrado ser prosaico.