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  • El hombre exige la verdad y satisface esta exigencia en el trato moral con otros hombres; ésta es la base de toda vida social. Uno se anticipa a las consecuencias desagradables de la mentira recíproca. De ahí surge el deber de la verdad. Permitimos que los poetas épicos mientan porque no esperamos consecuencias perjudiciales en este caso. Así, la mentira está permitida cuando se considera algo agradable. Suponiendo que no cause ningún daño, la mentira es bella y encantadora.