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Los negros de esta región son una raza alegre, descuidada, sucia, no muy trabajadora y, en muchos aspectos, tratada con indulgencia. Por supuesto, el deseo del amo es que sus esclavos sean laboriosos; por otro lado, el esclavo está decidido a llevar una vida tan fácil como pueda. El amo tiene el poder del castigo de su parte; el esclavo, de la suya, tiene una inclinación invencible y mil expedientes aprendidos con la larga práctica... La obediencia de buen carácter, aunque imperfecta y descuidada por un lado, se compra con el buen trato por el otro.