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  • El tiempo se comportó. En primavera, las florecillas brotaban obedientes en los prados, el rocío brillaba y los pájaros cantaban. En verano hacía un calor espléndido durante no menos de cuatro meses y, si llovía lo justo para la agricultura, se las arreglaban para que lloviera mientras uno estaba en la cama. En otoño, las hojas flameaban y se agitaban ante los vientos del oeste, matizando con gloria su triste adiós. Y en invierno, que la ley limitaba a dos meses, la nieve caía uniformemente, con un metro de espesor, pero nunca se convertía en aguanieve.

    T. H. White (2011). “The Once and Future King”, p.120, Penguin