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Ahora en las colinas oigo el murmullo del trueno... Cada vez más cerca retumba el trueno, - Puedes oír el rápido corazón de la tempestad latir.... ¡Mira! ¡Mira! ¡Ese lívido destello! Y al instante sigue el estruendo del trueno, como si algún fragmento de nube, partido en dos, cayera, astillándose con un estruendo ruinoso, sobre la tierra, que se agazapa en silencio debajo; y ahora un sólido muro gris de lluvia cierra el paisaje, milla a milla.