-
La ciudad se alegró con la luz de la mañana; lugares que se habían mostrado feos y desconfiados durante toda la noche, ahora lucían una sonrisa; y centelleantes rayos de sol bailando en las ventanas de las cámaras, y centelleando a través de persianas y cortinas ante los ojos de los durmientes, arrojaban luz incluso en los sueños, y ahuyentaban las sombras de la noche.