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Créanme, el hombre que gana su pan con el sudor de su frente, come más a menudo un bocado más dulce, por tosco que sea, que el que lo obtiene con el trabajo de su cerebro.
Créanme, el hombre que gana su pan con el sudor de su frente, come más a menudo un bocado más dulce, por tosco que sea, que el que lo obtiene con el trabajo de su cerebro.