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Creo que no hay nada más desafortunado que tener niños blandos, regordetes y con cara de gordos que van a ver a su colegio jugar al baloncesto todos los sábados y lo consideran el ejercicio de sus semanas.
Creo que no hay nada más desafortunado que tener niños blandos, regordetes y con cara de gordos que van a ver a su colegio jugar al baloncesto todos los sábados y lo consideran el ejercicio de sus semanas.