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Debemos sujeción y obediencia a todos nuestros reyes, sean buenos o malos, por igual, porque eso tiene respeto a su oficio; pero en cuanto a la estima y el afecto, sólo se deben a su virtud.
Debemos sujeción y obediencia a todos nuestros reyes, sean buenos o malos, por igual, porque eso tiene respeto a su oficio; pero en cuanto a la estima y el afecto, sólo se deben a su virtud.