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El ayuno limpia el alma, eleva la mente, somete la carne al espíritu, vuelve el corazón contrito y humilde, dispersa las nubes de la concupiscencia, apaga el fuego de la lujuria y enciende la verdadera luz de la castidad.
El ayuno limpia el alma, eleva la mente, somete la carne al espíritu, vuelve el corazón contrito y humilde, dispersa las nubes de la concupiscencia, apaga el fuego de la lujuria y enciende la verdadera luz de la castidad.