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  • En la sociedad de consumo moderna, el ataque al erotismo madre-hijo adoptó su forma total; se proscribió la lactancia materna y se reservaron los pechos para el deleite fetichista del marido. Al mismo tiempo, se segregaba a los bebés, se les ponía solos en camas frías y no se les cogía si lloraban.

    Germaine Greer (1985). "Sexo y destino: la política de la fertilidad humana".