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En ocasiones, después de beber una pinta de cerveza durante el almuerzo, afluían a mi mente, con súbita e inexplicable emoción, a veces uno o dos versos, a veces una estrofa entera, acompañados, no precedidos, de una vaga noción del poema del que estaban destinados a formar parte..... Digo burbujear porque, por lo que pude ver, la fuente de las sugerencias así ofrecidas al cerebro era la boca del estómago.