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El verdadero problema está en los corazones y las mentes de los hombres. No es un problema de física, sino de ética. Es más fácil desnaturalizar el plutonio que desnaturalizar el espíritu maligno del hombre.
El verdadero problema está en los corazones y las mentes de los hombres. No es un problema de física, sino de ética. Es más fácil desnaturalizar el plutonio que desnaturalizar el espíritu maligno del hombre.