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  • Los hombres son esponjas, que, para verter, reciben;
    Que saben el juego falso, antes que perder, engañan.
    Pues en los mejores entendimientos comenzó el pecado,
    Primero pecaron los ángeles, luego los demonios y después el hombre.
    Sólo acaso las bestias no pecan; miserables nosotros
    Somos bestias en todo menos en la blanca integridad.

    John Donne (1896). “Poems of John Donne”