-
Es como esas historias espeluznantes que cuentan las enfermeras,
de cómo algún actor en un escenario interpretó a la Muerte,
con una corona de cartón, un orbe falso y un dardo de oropel,
y se hacía llamar el monarca del mundo;
Entonces, yendo a la sala de neumáticos después,
porque la obra había terminado, para cambiarse a sí mismo,
Se tocó la manga familiarmente,
en el momento en que había cerrado la puerta del armario,
por la misma Muerte. Así Dios podría tocar a un Papa
sin darse cuenta, preguntar qué significan sus adornos,
y qué papel presume representar en este momento.
¡Sea usted mismo, imperial, claro y verdadero!