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  • Es como esas historias espeluznantes que cuentan las enfermeras,
    de cómo algún actor en un escenario interpretó a la Muerte,
    con una corona de cartón, un orbe falso y un dardo de oropel,
    y se hacía llamar el monarca del mundo;
    Entonces, yendo a la sala de neumáticos después,
    porque la obra había terminado, para cambiarse a sí mismo,
    Se tocó la manga familiarmente,
    en el momento en que había cerrado la puerta del armario,
    por la misma Muerte. Así Dios podría tocar a un Papa
    sin darse cuenta, preguntar qué significan sus adornos,
    y qué papel presume representar en este momento.
    ¡Sea usted mismo, imperial, claro y verdadero!

    Robert Browning (2013). “MEN AND WOMEN Songs of love and life”, p.93, Lulu.com