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  • Un devoto que puede invocar a Dios mientras vive la vida de un padre de familia es un verdadero héroe. Dios piensa: Bendito aquel que me reza en medio de sus deberes mundanos. Está tratando de encontrarme, superando un gran obstáculo, apartando, por así decirlo, un enorme bloque de piedra que pesa una tonelada. Un hombre así es un verdadero héroe.