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América, no podemos volver atrás. No con tanto trabajo por hacer. No con tantos niños que educar y tantos veteranos que cuidar. No con una economía que arreglar, ciudades que reconstruir y granjas que salvar. No con tantas familias que proteger y tantas vidas que reparar. Estados Unidos, no podemos dar marcha atrás. No podemos caminar solos. En este momento, en estas elecciones, debemos comprometernos una vez más a marchar hacia el futuro. Mantengamos esa promesa -esa promesa estadounidense- y, con las palabras de las Escrituras, aferrémonos firmemente, sin vacilar, a la esperanza que confesamos.