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He vivido gran parte de mi vida en circunstancias maravillosas que no supe apreciar. Las razones para ser feliz estaban por todas partes, pero de alguna manera no conectaba con ellas. Era como si estuviera comiendo pero no pudiera saborear la comida. Finalmente, he aprendido a celebrar lo bueno mientras sucede. Hoy siento gratitud y alabanza por lo que a veces son placeres tan sencillos. He aprendido que la felicidad no la determinan las circunstancias. La felicidad no es lo que ocurre cuando todo va como crees que debería ir; la felicidad es lo que ocurre cuando decides ser feliz.