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Queremos que actúen otros. Pero los milagros no son lo que hacen los demás. Son lo que hace cada uno de nosotros. Son lo que ocurre cuando personas corrientes emprenden acciones extraordinarias. Ser un milagro no significa que tengas que abordar problemas en todo el mundo. Significa marcar la diferencia en tu propio salón, en tu cubículo, en tu barrio, en tu comunidad.