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Mis oraciones parecen ser más una actitud que otra cosa. Me permito muy poca palabrería, pero pido al Gran Creador en silencio, diariamente, y a menudo muchas veces al día, que me permita hablarle a través de los tres grandes Reinos del mundo que Él ha creado -el reino animal, el mineral y el vegetal- para comprender sus relaciones entre sí, y nuestras relaciones con ellos y con el Gran Dios que nos hizo a todos. Le pido diariamente y a menudo a cada momento que me dé sabiduría, entendimiento y fuerza corporal para hacer Su voluntad; por eso estoy pidiendo y recibiendo todo el tiempo.