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A partir de ahora, rezo en serio. Se acabó darle a ENVIAR una y otra vez. Ha cambiado mi vida. Me ha liberado del miedo y me ha abierto infinitas posibilidades como escritora, locutora de radio, madre, esposa y amiga. Ha mejorado todas mis relaciones, empezando por la más importante: mi relación con Dios. La verdadera fe no es rezar sin cesar. Es creer que Dios te escuchó la primera vez.