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La religión impuesta engendra precisamente lo que más teme: rebelión contra la religión, cinismo ante la religión, escepticismo ante sus pretensiones y, como consecuencia, indiferencia en el mejor de los casos o franca antipatía en el peor.
La religión impuesta engendra precisamente lo que más teme: rebelión contra la religión, cinismo ante la religión, escepticismo ante sus pretensiones y, como consecuencia, indiferencia en el mejor de los casos o franca antipatía en el peor.