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  • Primero debo conocerme a mí mismo, como dice la inscripción de Delfos; sería ridículo sentir curiosidad por lo que no me concierne, mientras sigo ignorándome a mí mismo. Y, por tanto, me despido de todo esto; la opinión común me basta. Porque, como decía, no quiero saber de esto, sino de mí mismo: ¿soy un monstruo más complicado e hinchado de pasión que la serpiente Tifo, o una criatura de un tipo más suave y sencillo, a la que la Naturaleza ha dado un destino más divino y bajo?