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  • Cuando se escribe sobre uno mismo, no hay que tener piedad. Sin embargo, ¿por qué al primer intento de descubrir la propia verdad toda la fuerza interior parece derretirse en torrentes de autocompasión y ternura y lágrimas crecientes?

    Georges Bernanos, Rémy Rougeau (2002). “The Diary of a Country Priest”, p.8, Da Capo Press