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A veces la gente ha simpatizado conmigo porque pasé largos años de mi vida en la cárcel y en el exilio. Pues bien, esos años... fueron una experiencia mixta. Los odié porque me separaron de lo más querido del mundo: la lucha de mi pueblo por renacer. Al mismo tiempo, fueron una bendición porque tuve lo que es tan raro en este mundo: la oportunidad de pensar sobre cuestiones básicas, la oportunidad de examinar de nuevo las creencias que tenía.