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Los niños requieren trabajo, esfuerzo, amor, sangre, sudor y lágrimas, y son un trabajo a tiempo completo. Hay que comprometerse, para bien o para mal, y luego darlo todo y esperar lo mejor. Lo único que no puedes hacer nunca es rendirte y decir: "¡Uy, no importa, ha sido culpa mía, puedes volver atrás!