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Antiguamente, un estafador era guapo, suave, bien vestido, bien hablado y se presentaba muy bien. Esos días han pasado porque no es necesario. Las personas que cometen estos delitos lo hacen a cientos de kilómetros de distancia.
Antiguamente, un estafador era guapo, suave, bien vestido, bien hablado y se presentaba muy bien. Esos días han pasado porque no es necesario. Las personas que cometen estos delitos lo hacen a cientos de kilómetros de distancia.