-
Y qué poco reconfortante es pensar que la enfermedad de los normales no implica necesariamente como su opuesto la salud de los enfermos, sino que estos últimos sólo suelen presentar, de forma diferente, el mismo patrón desastroso.
Y qué poco reconfortante es pensar que la enfermedad de los normales no implica necesariamente como su opuesto la salud de los enfermos, sino que estos últimos sólo suelen presentar, de forma diferente, el mismo patrón desastroso.