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De niño siempre me gustaba disfrazarme y meterme en el personaje, y los actores tenemos la suerte de poder conservar ese espíritu lúdico, aunque parece que nos cuesta crecer.
De niño siempre me gustaba disfrazarme y meterme en el personaje, y los actores tenemos la suerte de poder conservar ese espíritu lúdico, aunque parece que nos cuesta crecer.