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  • Ahora bien, puesto que nuestra condición acomoda las cosas a sí misma y las transforma de acuerdo con ella, ya no conocemos las cosas en su realidad, pues nada nos llega que no sea alterado y falsificado por nuestros sentidos. Cuando el compás, la escuadra y la regla son falsos, todos los cálculos que se hacen a partir de ellos, todos los edificios que se construyen con sus medidas, son necesariamente también defectuosos y están fuera de plomo. La incertidumbre de nuestros sentidos hace incierto todo lo que producen.