Corta como un loco. Menos es más. A menudo he leído manuscritos -incluido el mío- en los que he llegado al principio de, digamos, el capítulo dos y he pensado: "Aquí es donde debería empezar la novela". Se puede transmitir una gran cantidad de información sobre el personaje y su historia a través de pequeños detalles. El apego emocional que sientas por una escena o un capítulo se desvanecerá cuando pases a otras historias. Sé realista.