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Tengo un hijo de dos años que acaba de cumplir tres y otro de cuatro que acaba de cumplir cinco. Tengo los mismos sentimientos irracionales cuando los llevo a la guardería. Es una combinación de estrés, alegría, ansiedad y emoción. Cuando no están, sientes una pérdida repentina de objetivos y un temor constante por el bienestar del niño. La partida de nuestros hijos no es fácil.