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  • Continuad haciendo de las exigencias del día vuestra preocupación inmediata, y aprovechad la ocasión para probar la pureza de vuestros corazones y la firmeza de vuestros espíritus. Cuando entonces respiréis hondo y os elevéis por encima de las preocupaciones de este mundo y en una hora de ocio, seguramente ganaréis el estado de ánimo apropiado para afrontar devotamente lo que está por encima de nosotros, con reverencia, viendo en todos los acontecimientos la manifestación de una guía superior.