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Difícilmente se puede moldear a los niños para que se ajusten a nuestros gustos y propósitos. Así como Dios nos los dio, así debemos sostenerlos y amarlos, nutrirlos y enseñarlos hasta la plenitud y dejarlos ser lo que son.
Difícilmente se puede moldear a los niños para que se ajusten a nuestros gustos y propósitos. Así como Dios nos los dio, así debemos sostenerlos y amarlos, nutrirlos y enseñarlos hasta la plenitud y dejarlos ser lo que son.