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Llegó el atardecer, y el crepúsculo gris vistió todas las cosas con su sobria librea: El silencio acompañó; para la bestia y el pájaro, Ellos a su lecho herboso, éstos a sus nidos, Se escabulleron, todos menos el ruiseñor despierto.
Llegó el atardecer, y el crepúsculo gris vistió todas las cosas con su sobria librea: El silencio acompañó; para la bestia y el pájaro, Ellos a su lecho herboso, éstos a sus nidos, Se escabulleron, todos menos el ruiseñor despierto.