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Concluyendo una breve serie sobre el pecado: Es espantoso pensar en un poder tan fuerte que puede aniquilar con la fuerza irresistible de su talón triturador; pero es inspirador considerar una Omnipotencia que transforma las obras del mal en siervas de la justicia y convierte al pecador en santo. Y es este último poder el que el Amor eterno posee y exhibe. Él mora persistentemente en el pecador hasta que éste se despierta a Su semejanza y está satisfecho con ella.