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Una clase inteligente casi nunca puede ser, como clase, viciosa, y nunca, como clase, indolente. La excitada actividad mental opera como contrapeso al estímulo del sentido y del apetito.
Una clase inteligente casi nunca puede ser, como clase, viciosa, y nunca, como clase, indolente. La excitada actividad mental opera como contrapeso al estímulo del sentido y del apetito.