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Hay una elasticidad en la mente humana, capaz de soportar mucho, pero que no se manifiesta hasta que se le impone un cierto peso de aflicción; sus facultades pueden compararse a las de esos vehículos cuyos resortes están diseñados de tal modo que se desplazan suavemente cuando están cargados, pero se sacuden confusamente cuando no tienen nada que soportar.