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  • Tal fue la voluntad del Padre que su Hijo, bendito y glorioso, que nos dio, y que nació por nosotros, se ofreciera por su propia sangre, sacrificio y oblación, en el altar de la cruz, no por sí mismo, por quien "todo fue hecho", sino por nuestros pecados, dejándonos ejemplo para que sigamos sus pasos.

    Saint Francis of Assisi, Aeterna Press (1906). “Writings of Saint Francis of Assisi”, p.78, Aeterna Press